miércoles, 30 de septiembre de 2009

EL PRESUNTO ATEISMO DE CLORINDA MATTO

EN EL SESQUICENTENARIO DE SU NACIMIENTO (2002)

Escribe : Julio Antonio Gutiérrez Samanez
Otra razón de fuerza para la postergación y olvido que sufrió la memoria y obra de Clorinda, ha sido una calumnia vil propalada por los sectores corruptos del clero, quienes no le perdonaron el haber sacado a la luz pública, la conducta inmoral de algunos sacerdotes. Que, por lo demás, ya había sido tema de la novela “El Padre Horán” de Narciso Aréstegui, muchos años antes que la aparición de “Aves sin nido” y para nadie eran desconocidas estas historias ya tratadas por Bocaccio en “El Decamerón”.
Pero la diferencia fue que Clorinda, en el proemio a su novela se atrevió a postular “el matrimonio de los curas, como una exigencia social”, eso originó en encono contra ella, por lo que la cucufatería, que no es lo mismo que la feligresía católica, se la tenían jurada desde 1889; para el año 90 Clorinda se hallaba en la dirección de la revista “El Perú Ilustrado”, la más importante de ese momento, y se dio el caso de que, en su ausencia, se publicara el poema “Magdala”, del Brasileño Coelho Netto, que era un cuento imaginario sobre Jesús y la pecadora de Magdala, en el cual importunado por esa mujer, el profeta de Nazaret salió ofuscado huyendo del pecado. Pese a las disculpas ofrecidas por Clorinda, la reedición de la revista sin el poema mencionado, etc. El Arzobispo de Lima, Antonio Bandini “adscribió a la categoría de pecado mortal la lectura de “El Perú Ilustrado”; el obispo de Arequipa “extendió la interdicción eclesiástica a la lectura de “Aves sin nido”, quemando los libros y una efigie de la escritora, en el que fue, probablemente, el último auto de fe realizado por los herederos de la inquisición. Desde el Cusco, el canónigo Pacheco escribió que habían remediado la afrenta “echando a las llamas el instrumento del ultraje”, es decir la revista.
Por lo que varios autores, coinciden que nunca hubo excomunión contra Clorinda, pero si una fuerte protesta, como se lee en la carta del Canónigo Pacheco: “ Aunque digáis señora, que Aves sin nido, es el grito de conmiseración para la raza indígena, Aves sin nido dirá también a las generaciones venideras que escarnecisteis a los ministros del Señor, en lo que tienen de más santo y más benéfico: el celibato y el misterio parroquial”. Una carta dirigida a Clorinda por las mujeres católica reza: “Señora, vuestro nombre llevado ayer en alas de la fama al templo de la gloria, es hoy el objeto de la execración de todos, y, particularmente, de las que pertenecemos a vuestro sexo…”
“Señora, no volvais a esta ciudad que tuvo la desgracia de daros el ser. De hoy en adelente, teneis un lugar allá lejos…En el oriente….Vos sabeis donde….No volvais Señora, por que vuestro nombre ha desaparecido de entre nosotros. Ayer, fue ignominiosamente quemado ante el pueblo apiñado que pedía, se convirtiera en cenizas vuestra efigie…Adios señora., vuestra nombre queda cubierto de eterno oprobio……”.
Noventa años después, las que quedaron en las cenizas del tiempo fueron esas personas, nada se sabe de ellas sus nombre si quedaron borrados para siempre, no merecieron ni el oprobio. Clorinda, en cambio, ha trascendido a la historia y a la gloria
Yo mismo sin saberlo sostuve la existencia de tal excomunión, pensando en los títulos de sus libros perdidos, “La excomulgada” y “Sevilla testamento póstumo”, donde quizás ella misma aclaraba el tema, pero ni Manuel E. Cuadros, ni Alberto Tauro, ni Carrillo, ni Tamayo ni el Dr. César Augusto Reinaga, encontraron el documento de tal excomunión. Quizás sólo se trató de una amenaza. Lo que si queda en claro es que su anticlericalismo sólo se redujo a atacar al mal cura y estar en desacuerdo con el celibato, porque, como dice Uriel García, Clorinda no se había despojado de sus prejuicios religiosos “pues, mientras propugnaba en sus obras un mejoramiento de la clase campesina y atacaba a un sector del clero, explotador tradicional del indígena, componía loas a la Virgen Santísima lo que no impidió a los santones cusqueños quemar en plaza pública su efigie y sus libros, como Omar o como Hitler –y tuvo el error de participar en la política militarista de 1894-95”.
Ya en el exilio, al emprender su “Viaje de Recreo” por Europa, visitó Coelho Netto, en Rio de Janeiro, quien le dice “Ud. Ha sufrido mucho en su patria a causa de la ofuscación de la gente que ha creído ver una herejía en mi poema Magdala”. A lo que Clorinda respondió “Verdad, ilustre Netto, pero no crea que en mi patria estuvieron todos ofuscados; allá hay hombres de mucha ilustración y de criterio sano; fue una campaña de frailes que por mercantilismo visten el hábito, como un tendero toma su guardapolvo para despachar detrás del mostrador, y eso ya pasó; hoy, en mi patria se me juzga con criterio muy diferente, y yo misma recibo los acontecimientos con temperamento distinto; después de esta visita a usted, he de visitar al Papa¸ en religión pasa lo mismo que en política; hay patriotas y patrioteros; yo respeto sólo al verdadero creyente, cualquiera sea su filiación o credo”.
En efecto en las páginas 157 – 159 , de “Viaje de Recreo” describe con emoción conmovedora encuentro con el Papa Pío X, cuya diestra besa, cosa que no haría una protestante, ni mucho menos una atea.
En el exilio bonaerense, Clorinda recordó el idioma de los incas, cultivado por ella desde la infancia y en contacto con la Sociedad Bíblica Americana, entidad evangélica o protestante, entre 1901 -1904, realizó una serie de traducciones de los evangelios al idioma de los incas, tales como: “Los hechos de los apóstoles”, el “Evangelio de San Juan”, el “Evangelio de San Lucas”, el “Evangelio de San Mateo” uno de los cuales comentó en su valiosa “Monografía de Calca” el ilustre clorindista Dr. Alcides F. Estrada. Aunque, Basadre asegura y Tamayo Herrera aventura como hipótesis la supuesta conversión de Clorinda al protestantismo, su visita al Papa, ocurrida en 1908, un año antes de su fallecimiento disipa toda duda.
En el sesquicentenario de su nacimiento ocurrido el 11 de noviembre de 1852, en esta ciudad del Cusco, recordamos a nuestra insigne paisana y la reconocemos en su real valía como la escritora peruana más importante de todos los tiempos, fundadora del indigenismo, reformadora y luchadora social, y la reivindicamos de todas las injurias que la intolerancia, la ignorancia y la ingratitud le mortificaran, injustamente, en vida.
Finalmente agradezco la bondad de la directiva de la Sociedad Procultura Clorinda Matto de Turner y en especial a la presidenta Sra. Teresa Flores de Paliza, por haberme invitado a pronunciar estas sencillas pero emotivas palabras de homenaje.

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